La conciliación obligatoria: la gran excusa para postergar la lucha.
Redacción Periodismo de Opinión ✍️ Diario Digital CM24HORAS.
La Federación de obreros y empleados vitivinicolas (FOEVA) lo hizo otra vez. Con la solemnidad de quien anuncia un triunfo histórico, el gremio comunicó que “acata” la conciliación obligatoria y suspende el paro del lunes. Qué palabra más cómoda esa: acatar. El verbo preferido de los que siempre encuentran un resquicio legal para frenar lo único que realmente incomoda al poder: la protesta.
No es la primera vez que los dirigentes vitivinícolas deciden desarmar la pulseada justo cuando el brazo patronal empieza a temblar. Se jactan de “defender a los trabajadores”, pero cuando la olla empieza a hervir, corren presurosos a taparla con el paño frío de la conciliación.
En su comunicado, la FOEVA repite el libreto de siempre: que esperan “seriedad” de las cámaras empresarias, que confían en la “instancia de diálogo”, que no es un retroceso sino un paso obligado. ¿Cuántas veces escuchamos el mismo disco rayado? Mientras tanto, el salario de los obreros sigue perdiendo contra la inflación, y los $20.000 no remunerativos que reclaman suenan más a propina miserable que a recomposición real.
Seamos claros: el problema no es la conciliación obligatoria, sino la facilidad con la que el gremio la convierte en bandera de obediencia. Los trabajadores necesitaban un paro, no un compás de espera. Necesitaban acción, no un comunicado tibio disfrazado de “estrategia”.
FOEVA pide “respeto” a los empresarios. Pero tal vez debería empezar por respetar a su propia base, que cada vez entiende menos por qué sus dirigentes se especializan en anunciar medidas de fuerza con bombos y platillos para después doblar la rodilla a la primera intimación oficial.
Quince días de pausa. Quince días en los que los bodegueros seguirán vendiendo botellas al precio del dólar blue mientras los obreros siguen cobrando en pesos devaluados. Quince días que, todos sabemos, terminarán en un nuevo comunicado lleno de buenas intenciones y excusas.
FOEVA: DIRIGENTES DE TRAJE, TRABAJADORES DE MISERIA
La FOEVA parece haberse olvidado de lo más esencial: lo que significa agacharse bajo el sol, cargar un tacho lleno de uva y sentir en la espalda el verdadero peso del trabajo vitivinícola. Ninguno de sus dirigentes sabe lo que es doblar el lomo en la viña, caminar el surco con la transpiración en la frente y la incertidumbre en el bolsillo. Prefieren las oficinas con aire acondicionado y las mesas servidas, mientras hablan en nombre de miles de trabajadores que todos los días dejan la vida en las viñas y bodegas.
El resultado de esa desconexión es evidente: paritarias de miseria, acuerdos que condenan a los laburantes a seguir cobrando sueldos por debajo de la línea de pobreza. FOEVA y sus dirigentes se sientan a “negociar” con empresarios que los reciben con café y sonrisas, mientras los trabajadores siguen esperando un salario digno para llenar la olla. Es hora de decirlo con todas las letras: quienes dicen representar a los vitivinícolas no están defendiendo a los que realmente sostienen con su esfuerzo el vino argentino
PLAN DE LUCHA, NO OBEDIENCIA
Mientras otros gremios logran conquistas salariales a fuerza de paros, movilizaciones y planes de lucha sostenidos, FOEVA se limita a acatar conciliaciones obligatorias que sólo sirven para enfriar los reclamos y favorecer a los empresarios. La diferencia es clara: hay dirigentes que entienden que los derechos se arrancan en la calle, y otros que prefieren las fotos, los comunicados tibios y los acuerdos que mantienen a sus trabajadores hundidos en la pobreza.
Al final, parece que FOEVA encontró la receta perfecta para la vitivinicultura argentina: cosechar promesas, fermentar discursos y embotellar resignación.
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