COLAPINTO BUSCA CERRAR EL AÑO ENTRE LOS GIGANTES DE ABU DHABI

COLAPINTO BUSCA CERRAR EL AÑO ENTRE LOS GIGANTES DE ABU DHABI

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Un final electrizante en yas marina que define el campeonato 2025.

ABU DHABI — El último capítulo del calendario 2025 de Fórmula 1 puso a Franco Colapinto nuevamente en el centro de la escena. El piloto argentino afronta la final desde el último lugar de la parrilla, una posición incómoda que refleja una temporada áspera junto a Alpine, marcada por cambios internos y un auto que nunca logró darle regularidad.

La carrera en Yas Marina no solo clausura el año deportivo del argentino: también es el escenario donde tres titanes pelean por la corona.


Un duelo de gigantes por el título

Mientras Colapinto intenta escalar posiciones, al frente del pelotón se libra una batalla feroz. Max Verstappen, decidido a estampar su nombre en un quinto campeonato, enfrenta el asedio de Lando Norris y Oscar Piastri, las dos armas más afiladas de McLaren.

Es una definición tensa, estratégica, con cada vuelta cambiando el mapa del campeonato.

Durante la primera vuelta, McLaren sorprendió con un movimiento quirúrgico: Piastri adelantó a Norris para presionar a Verstappen desde el inicio. Un gesto que sonó a orden interna mientras la escudería apostaba todo por desestabilizar al neerlandés.


Norris, imparable en ritmo; Tsunoda, protagonista inesperado

Antes de la vuelta 20, Norris arriesgó y pasó por boxes para montar neumáticos duros. La jugada fue perfecta: el británico comenzó a devorar rivales con un ritmo contundente.

El sobrepaso más vibrante tuvo nombre propio: Yuki Tsunoda.

El japonés —en su última carrera con Red Bull— intentó frenar al McLaren para favorecer a Verstappen. Fue una defensa al límite, intensa, casi provocadora. Aun así, Norris ejecutó una maniobra milimétrica para dejarlo atrás, rozando los límites de la pista y encendiendo la polémica.


Polémica y sanción

Lo que ocurrió después era inevitable: los comisarios analizaron la acción durante varias vueltas. Finalmente, Tsunoda recibió 5 segundos de penalización por movimientos indebidos en plena defensa.

La tensión se trasladó del asfalto a las pantallas de cronometraje: cada decisión podía alterar el desenlace del Mundial.