El sindicalismo peronista quedó en shock tras el triunfo libertario y se prepara para redefinir su liderazgo y estrategia frente al nuevo mapa político.
Redacción Central ✍️ Diario Digital CM24HORAS
El triunfo de Javier Milei reconfiguró el escenario político y dejó en crisis al sindicalismo peronista, que se prepara para una semana de definiciones internas en medio de temores por reformas laborales y reclamos de autocrítica política.
El contundente resultado electoral a favor de La Libertad Avanza (LLA) provocó un fuerte impacto dentro de la Confederación General del Trabajo (CGT). El sindicalismo tradicional, que esperaba una remontada de Fuerza Patria para iniciar el camino de regreso del peronismo al poder en 2027, quedó en estado de shock y en busca de una estrategia que le permita adaptarse al nuevo contexto.
En las próximas horas, la central obrera convocará a una reunión ampliada de su mesa chica para analizar el escenario y definir su postura de cara al Congreso del 5 de noviembre, donde se elegirá la nueva conducción.
El resultado electoral alteró el equilibrio interno: el sector dialoguista, encabezado por Gerardo Martínez (UOCRA), salió fortalecido, mientras que el ala más dura, con referentes como Héctor Daer (Sanidad) y Abel Furlán (UOM), perdió influencia.
Reacomodamiento interno y fin de la etapa combativa
El avance libertario consolidó la posición de quienes promueven mantener un canal de diálogo con el Gobierno. Martínez plantea la necesidad de una “transición ordenada” y una “modernización laboral con garantías”, mientras que los sectores más duros temen que esa postura derive en una CGT demasiado complaciente.
El principal foco de preocupación está en el Congreso Nacional, donde el bloque libertario ampliado podría reactivar el proyecto de Democracia Sindical, que busca limitar la reelección de dirigentes, eliminar la cuota solidaria y transparentar las obras sociales.
En la central obrera reconocen que, con el nuevo mapa político, será difícil resistir iniciativas que apunten a modificar las leyes laborales sin el consenso del sindicalismo.
Críticas al kirchnerismo y autocrítica interna
El resultado electoral también dejó heridas políticas. Varios dirigentes apuntaron contra la estrategia de Cristina Kirchner y Axel Kicillof, a quienes acusan de haber conducido una campaña sin propuestas claras ni liderazgo visible.
“Creyeron que con atacar a Milei alcanzaba, pero la gente pidió otra cosa”, expresó un referente gremial que incluso pidió un cambio en la conducción del Partido Justicialista.
Dentro de la CGT, el desconcierto es generalizado: “Estamos con las preocupaciones lógicas de hacia dónde vamos”, admitió un líder sindical del sector servicios.
Entre la negociación y la resistencia
La CGT enfrenta ahora un dilema: apostar al diálogo o endurecer su postura frente al Gobierno. Dirigentes como Martínez, Hugo Moyano (Camioneros) y Sergio Romero (UDA) buscan construir una estrategia que combine firmeza con gestión.
“La modernización laboral debe garantizar derechos tanto a trabajadores como a empleadores”, sostuvo Martínez, quien intenta posicionarse como figura de consenso para conducir una nueva etapa.
Una central obrera en transición
Con su conducción actual debilitada y sin un rumbo definido, la CGT atraviesa una de las crisis más profundas desde 2001.
El desafío inmediato será recomponer su autoridad y definir si optará por acompañar, negociar o confrontar con el Gobierno libertario.
Por ahora, todo indica que se impone una línea más pragmática y moderada, aunque bajo una certeza compartida: el sindicalismo ya no es el mismo después de las elecciones del domingo, y deberá reinventarse para sobrevivir en una Argentina que cambió las reglas del juego.
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