Gremios poderosos buscan extender los mandatos actuales y frenar la llegada de nuevos dirigentes mientras se define el rumbo del sindicalismo ante la reforma laboral.
Redacción Periodismo de Opinión ✍️ Diario Digital CM24HORAS
La Confederación General del Trabajo (CGT) atraviesa una de sus semanas más tensas de los últimos años. En la antesala del congreso previsto para este miércoles, un grupo de gremios de peso impulsa la suspensión de la elección de la nueva conducción y la continuidad de las actuales autoridades por al menos seis meses.
La propuesta tiene un argumento formal —dar tiempo a una dirigencia con experiencia para enfrentar la reforma laboral del Gobierno—, pero detrás de esa posición se libra una lucha por el control político de la central obrera. El foco del conflicto es la inclusión de Cristian Jerónimo, secretario general de los empleados del vidrio, en el futuro triunvirato de conducción.
Jerónimo cuenta con el respaldo de Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), que integran el bloque “independiente” y promueven una CGT dialoguista frente a la Casa Rosada. En cambio, figuras como Luis Barrionuevo, Héctor Daer, Armando Cavalieri y Omar Maturano rechazan su designación y proponen postergar la elección hasta lograr un acuerdo más amplio.
El enfrentamiento volvió a encender viejas rivalidades internas y dejó al descubierto las diferencias estratégicas entre los sectores sindicales: mientras algunos buscan mantener una línea de negociación con el Gobierno, otros reclaman una postura firme y de confrontación abierta.
En medio de la disputa, Hugo Moyano intenta posicionarse como mediador y preservar la unidad, aunque su respaldo a Octavio Argüello (Camioneros) para integrar el futuro triunvirato reavivó sospechas sobre sus verdaderas alianzas.
El congreso del miércoles será clave. Podría definirse un nuevo esquema de conducción, una prórroga de mandatos o incluso una ruptura institucional.
Todo dependerá de las negociaciones de último momento, una práctica habitual en la historia de la CGT, donde los acuerdos suelen cerrarse “a minutos de iniciar el congreso”.
Mientras tanto, la interna cegetista se desarrolla en paralelo a los cambios en el gabinete libertario, tras la salida de Guillermo Francos y el posible ascenso de Santiago Caputo, lo que reconfigura el vínculo entre el Ejecutivo y el sindicalismo.
A días del congreso, el interrogante sigue abierto: ¿habrá una CGT unida para negociar la reforma laboral o una central fragmentada en el momento político más decisivo de los últimos años?
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