Una explicación poética que conecta el mundo del vino con la creatividad.
Por Sofía Squizziatto.
En una conversación fascinante, Aída Contardi, reconocida artista plástica de Luján de Cuyo Mendoza, compartió cómo surgió su idea de utilizar vino y sus borras como pigmento en sus obras. “La motivación comenzó hace unos 15 o 20 años con una convocatoria para pintar con todo lo relacionado al vino. Como vengo de una familia dedicada a la vitivinicultura, siempre tuve una conexión con el vino”, explicó.
Contardi destacó que al experimentar con las borras de vino, descubrió que el pigmento tiene una durabilidad sorprendente y se comporta maravillosamente en papeles de calidad. “Aporta un toque diferente y poético a mis acuarelas. La borra genera manchas bellas que enriquecen la obra sin necesidad de forzar su naturaleza”, comentó.
En cuanto a lo que busca transmitir a través de su arte, Aída se siente identificada con las reflexiones del enólogo Manuel, quien asocia la vida de la vid con la experiencia humana. “El vino revela aspectos del ser humano que ni siquiera sabemos que tenemos. Esa conexión poética es lo que busco plasmar en mis obras”, concluyó.
Aída también enfatizó la importancia de crear un vínculo con quienes disfrutan del vino y el arte, ya que sus obras invitan a los espectadores a explorar no solo la belleza visual, sino también las emociones y recuerdos que el vino puede evocar. Su trabajo no solo celebra la tradición vitivinícola, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre la vida y las conexiones humanas.
Contardi continúa explorando esta relación entre el arte y el vino, creando un diálogo visual que invita a los espectadores a reflexionar sobre la belleza y complejidad de ambos mundos.
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